Semanas atrás, como ocurre todos los años, se entregaron los Premios Pulitzer, de enorme prestigio mundial. Este año, cobran una importancia especial para nosotros los diferentes premios entregados a las mejores fotografías, como parte de la categoría Periodismo. Entre los 6 fotógrafos premiados, 3 de ellos son de América Latina.
Existen dos categorías de fotografía, y en las dos se premiaron coberturas realizadas en condiciones extremas durante la guerra civil de Siria. En la que premia a la mejor fotografía del año (
Feature Photography), el galardonado fue el mexicano Javier Manzano, un fotógrafo free-lance cuyo trabajo fue distribuido por la agencia France-Presse. Su fotografía es verdaderamente excepcional y tiene una fuerza expresiva enorme, que en sí misma refleja la naturaleza del conflicto: dos rebeldes sirios se encuentran en un cuarto semi-oscuro, apenas iluminado por los rayos de luz que entran por los huecos dejados por las balas. Desde un pequeño agujero, uno de ellos sostiene un fusil AK-47 y apunta hacia algún supuesto blanco. La imagen no requiere mayores explicaciones: expresa en su totalidad la fuerza de la guerra y la naturaleza propia del conflicto.
Por su parte, en la categoría que premia a las mejores coberturas fotográficas (
Breaking News Photography), fueron premiados 5 reporteros gráficos que trabajan para AssociatedPress. Entre ellos, se encuentran el argentino Rodrigo Abd y el mexicano Narciso Contreras. Ellos también produjeron fotos basados en la guerra de Siria. Sus imágenes son igualmente impactantes, centradas más en el horror de la guerra a través de la vida cotidiana y el sufrimiento de los civiles que conviven con la misma.
Los galardones apenas podrían ser un dato curioso y tal vez interesante para quienes nos desempeñamos en el mundo de las comunicaciones (tal como lo son el resto de los premios). Sin embargo, hay dos elementos por el cual cobran un enorme valor. Por un lado, el hecho que la mitad de los galardonados sean latino americanos es un dato que no puede pasar desapercibido. Pero a su vez, el enorme significado simbólico de las fotografías, que expresan en segundos a la guerra misma y el horror que provoca, se proyecta a las otras áreas de las comunicaciones, encontrando su correlato en un mundo cada vez más volcado a la imagen.
Solo miremos a nuestro alrededor y entenderemos lo que está pasando. Basta con observar un periódico y comprobar la creciente importancia que tienen las imágenes. 30 años atrás, los periódicos eran predominantemente gráficos, llenos de largos textos. En 1982 comenzó a publicarse en los Estados Unidos el famoso periódico USA Today, que ofrecía un enfoque diferente: textos cortos y fáciles de leer, junto con fotografías grandes e importantes. En otras palabras, un periódico ideal para quienes cuentan con poco tiempo de lectura pero aún así quieren estar informados. En 2003, USA Today se convirtió en el periódico más vendido de los Estados Unidos. El nuevo formato resultó una inspiración para miles de periódicos alrededor de todo el mundo, que redujeron sus textos e incrementaron la cantidad y tamaño de sus fotografías.
Sin embargo, la importancia de lo visual sobre lo escrito se incrementó de manera exponencial durante el siglo XXI, que hasta el momento bien podría ser definido por nosotros los comunicadores como El Siglo de la Imagen y la Conversación. Las redes sociales trajeron aparejado un fenómeno trascendental donde las imágenes son absolutamente dominantes. Un blog sin imágenes resulta absolutamente aburrido. En Facebook mismo, las imágenes cobran una importancia gigante, hasta el punto que la conducta de los usuarios pasa por mirar primero las imágenes y entonces decidir si se lee la notica que las acompaña. Los agregadores de noticias como Feedly ofrecen varias opciones de visualización que colocan a la imagen en un lugar relevante. Más aún, en estos últimos años se crearon varias redes sociales enfocadas en imágenes, tanto en la función de repositorios de contenido (Flickr) o redes destinadas a compartir fotos con otras personas (Instagram, Pinterest). A su vez Flipboard, una aplicación que genera una revista auto gestionada a partir de los áreas de interés de cada uno, da una importancia dominante a las imágenes.
Este fenómeno tiene su correlato en el enorme crecimiento de los dispositivos móviles como smartphones y tables, y los nuevos hábitos de los usuarios al momento de consumir información. En lugar de centrarse en grandes textos y lecturas prolongadas, los nuevos lectores del siglo XXI saltan de una noticia a otra en apenas segundos, sólo enfocándose en las fotos y los títulos, y dejando la lectura de las notas para aquellas pocas noticias que realmente lo valgan.
Ahora más que nunca cobra vigencia aquella vieja frase “Una imagen vale más que mil palabras”. Una fotografía puede ser más que poderosa, más allá de que sea profesional o amateur, tomada incluso usando su celular por un ciudadano común que pasaba por una calle en el momento en que aconteció un evento determinado, y que en ese mismo instante decidió subirlo a Facebook y así comenzar con la viralización de un hecho. Una imagen puede tener una fuerza explosiva cuando las condiciones lo habilitan, como el de aquel vendedor ambulante que se incineró en Argelia el 17 de diciembre de 2010 en protesta por la confiscación de los artículos que vendía, y de este modo inició las protestas que acabaron con el gobierno de su país, Egipto, Mauritania y Argelia, y que, probablemente, también inspiró a muchos de los rebeldes de Siria.
Como ven, el círculo vuelve a cerrarse alrededor de la imagen. Nosotros los comunicadores debemos seguir de cerca y estar atento a las oportunidades y riesgos que las imágenes generan para nuestras organizaciones. De eso dependerá la calidad de nuestro trabajo.