¿Qué comunicadores estamos formando? ¿Comunicadores para el Siglo XX o para el Siglo XXI?

Hace pocas semanas asistí a una reunión en la que un grupo de profesores universitarios afirmaron con cierta ironía que a muchos alumnos no les daba la capacidad para completar el trabajo de Tesis y obtener el título. El comentario me pareció desagradable, porque mi opinión es que los profesores no deben burlarse de la capacidad de sus alumnos, sino, en todo caso, ayudarlos a superar sus propias dificultades.

Sin embargo, luego de esa reunión, y posiblemente como una reacción personal a un comentario tan desubicado, se reafirmaron ciertos interrogantes que tengo desde hace tiempo: ¿Están preparados los programas, los profesores, los textos y los sistemas de estudio para formar la próxima generación de comunicadores? Mi respuesta es que No, que en la mayoría de los casos quedaron obsoletos.

Una parte relevante de los programas de estudios en comunicaciones de las universidades están obsoletos. Es mi conclusión luego de haber revisado muchos de ellos.

La mayoría de los profesores no entienden los dramáticos cambios que hubo en el mundo de las comunicaciones y como impactarán en los futuros profesionales. Quedaron obsoletos. Buena parte de lo que enseñan ya no tiene sentido. Habría que plantearse capacitar nuevamente a los profesores como paso previo a que capaciten a los alumnos. Y sino reemplazarlos.

De hecho, la mayoría de los textos de estudios también son más apropiados para formar los comunicadores del siglo veinte. Hoy resultan obsoletos.

No importa si hablamos de una carrera de comunicación social, periodismo o relaciones públicas: todas por igual quedaron obsoletas.

En el fondo no debería llamarnos tanto la atención, porque buena parte de los profesionales en ejercicio tampoco se adaptaron a los nuevos tiempos y por lo tanto también quedaron obsoletos.

Y la causa es simple, se debe al mismo fenómeno que nos enfocamos en describir desde hace tiempo en esta misma columna: la revolución que estamos viviendo de las tecnologías de las comunicaciones es la más grande e importante desde que Gutenberg creó la imprenta. Es incluso superior a la invención de la radio o la televisión.

Esto implica, a su vez, cambios tan dramáticos en las industrias de comunicaciones y en el ejercicio de la profesión que aquellos que no se adapten a tiempo quedarán afuera, circularán en la periferia del ejercicio profesional junto a otras organizaciones del mismo modo obsoletas. Y por ese mismo motivo, es fundamental preparar a los profesionales universitarios para ejercer como comunicadores del año 2020 en adelante, no del 2000.

Van, una vez más, algunos datos que no me cansaré de reiterar (*):

• La tecnología de la información viene produciendo un cambio dramático en el mundo de las comunicaciones.
• Porque cada vez más, las personas leen las noticias en dispositivos digitales, como tabletas y teléfonos.
• Por lo tanto el flujo de información está pasando de los medios clásicos al mundo digital (los jóvenes ya pasan más tiempo viendo video en online que en la TV, el medio dominante de las últimas dos o tres generaciones).
• Esto está afectando al negocio publicitario, que se plantea no sólo como impactar a las audiencias, sino también cómo seguir siendo rentable.
• Por el mismo motivo, el periodismo está en crisis. Tanto el modelo de negocios como el formato periodismo en si mismo. En los próximos años desaparecerán muchos medios impresos y otro nuevos y digitales se estarán inventando.
• Eso también genera una crisis y una necesidad de replanteo de la profesión de relaciones públicas.
• Porque hoy no se influye en nuestras audiencias del mismo modo que se hacía veinte años atrás.
• Lo que obliga a un replanteo y una reinvención del comunicador.

Hace poco leí una excelente entrevista realizada a José Luis Orihuela (*)  en la que afirmaba textualmente: “La academia aporta perspectiva acerca de la evolución histórica de la comunicación y tendencias acerca de sus nuevos caminos. El desafío actual de las facultades de Comunicación no es tanto salvar lo viejo, sino más bien orientar a los estudiantes para que sean capaces de crear lo nuevo”.

De eso se trata. De dotarles con las herramientas para que sean flexibles, creativos y originales, en un mundo que no para de cambiar. Y por lo tanto que sean capaces de ofrecer nuevas respuestas –sea en comunicaciones, en periodismo o en relaciones públicas– ante desafíos que la mayoría de nosotros ya no seremos capaces de responder.

Es probable que alguno de mis amigos académicos me escriba o levante el teléfono y me llame para protestar y discutir las afirmaciones que vuelco en este artículo. Pero créanme, lo hago con convicción en mis ideas y con amor por la profesión. Por eso reitero el interrogante una vez más: ¿Qué comunicadores estamos formando? ¿Comunicadores para el Siglo XX o para el Siglo XXI?

(*) Profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y autor del blog sobre periodismo digital eCuaderno

(**) Hay mucha más información y ejemplos disponibles en el blog de WSC SmartComm