La Comunicación Empresarial ha buscado, en cooperación con otras áreas estratégicas de gestión, ser una de las protagonistas de los cambios iniciados en el ámbito organizacional y de alcance múltiple y diverso, como el social, político, económico y el cultural, por ejemplo. Pero,¿qué significa el protagonismo en un contexto pautado por la velocidad de la información, por la masificación de los mensajes, por las relaciones del llamado capitalismo flexible, por la fluidez de las relaciones y por la fragmentación de los individuos y de los lazos?
Aberje se ha posicionado,en la última década, como un centro de discusiones calificadas de la contemporaneidad, teniendo como lugar de expresión la comunicación, trabajando principalmente en seis campos – Inteligencia Comunicacional, Economía Creativa, Gestión del Conocimiento, Educación, Reconocimiento y Relacionamiento – con la gobernanza, la representación y actuación de 21 sectores de la economía, representando a las mil mayores empresas en operación en Brasil. Esos pilares se han desdoblado en acciones, desde la fundación de Aberje el 8 de octubre de 1967, capacitando a los comunicadores, a las direcciones de comunicación y sus integrantes para enfrentar las demandas generadas por las controversias e innumerables puntos de vista de la sociedad actual.
Volcándonos sobre el nuevo contexto de fluidez y fragmentación, podemos identificar que esos nuevos modelos y estándares emergen del cambio de la visión que tenemos del trabajo, de las relaciones personales y de envergadura, del ocio y del entretenimiento, de la relación con el tiempo y con el espacio, en la sociedad post-industrial. Vemos, entonces, que la velocidad de la información es el gatillo para nuevas relaciones, en una inseparable relación entre lo que es material y lo que es simbólico, dando base e impulso a nuevos cambios aún más rápidos y extremos, que continúan, sucesivamente, impulsando otros tantos cambios. Los gadgets asumen papeles superiores al de meros soportes encantando a partir de sus diseños, encarnando el concepto de extensiones humanas (como fuera definido por Marshall McLuhan en la década de 1960) que crean un humano y un post-humano en profunda simbiosis y conexión con las nuevas posibilidades de la superposición real-virtual. No quedan hacia atrás las mediaciones de la prensa tradicional o de la literatura, poseedoras tradicionales de las narrativas. Se impone el imperativo de la superposición, en un presente continuo, que fija a las personas en el presente y disuelve divisiones con el pasado y con el futuro, colocando en jaquea la centralidad de nociones como identidad y reputación.
La narrativa transformadora
La sociedad post-industrial, en lacual las relaciones tienen el ambiente virtual como medio y, portanto, como modelador de las relaciones, coloca en el altar las narrativas y micronarrativas. Las micronarrativas construidas y compartidas individualmente o entre pequeños grupos son el punto de partida de la relación humana en una sociedad menos jerarquizada y estratificada. Las narrativas que crean una sociedad de la comunicación, a partir de la fuerza deluso compartido individual, que puede ser una fantasía cuando los lazos son débiles. Fantasía porque la profundidad de la comunicación no es abarcada por el simple intercambio inconstante de micronarrativas entre individuos aislados, de fragmentos de información que no se agregan en forma de conocimiento, de ideas en grupos altamente segmentados, comunidades y fan pages que congregan apenas a aquellos que previamente comparten ideas, sin diálogo, sin reformulación ni evolución.
En esa paradoja, las narrativas se afirman como el gran campo de trabajo para la comunicación, definitivamente como el lugar de expresión del comunicador. La narrativa, mientras discurso cargado de significación, capaz de situar, caracterizar e inscribiral individuo en un desdoblamiento temporal. Son esas narrativas la fuerza capaz de penetrar el individualismo, el estricto consumismo informacional, y transmitir mensajes y significados entre las distintas individualidades, proporcionando experiencias profundas y cargadas de afectividad y capaces de compartir significados, apuntar sentidos y organizar el espacio simbólico.
Ese espacio simbólico - verdadera carga de significaciones individuales y, sobretodo, colectivas - moviliza el diccionario de sentidos heredado por la humanidad. Es, así, el baúl capaz de transmitir mensajes, conscientemente o no. Y esa carga simbólica, aunque muchas veces colocada de lado por el inmediatismo y por la instantaneidad, no deja de existir o de crecer en importancia.
Mientras tenemos acceso a una cantidad avasalladora de informaciones en pequeñas fracciones de tiempo, sufrimos una profunda carencia de significación, causada por la información estandarizada, excesiva y desvinculada de la experiencia.
Coneso, podemos hoy comprender elescenario postmoderno a partir de sus aparentes amenazas y de las posibles oportunidades: la vanguardia de la comunicación está en el rescate de los mensajes traídos por los símbolos colectivos, de la memoria humana compartida, de la atribución de sentido a los lugares, de la renovación de mitos y ritos, del estímulo al consenso, a la convivencia, a la comensalidad. La vanguardia de la comunicación está, así, en el trabajo de reencantamiento del mundo.
La comunicación se posiciona hoy como el campo de los relacionamientos en su desdoblamiento temporal. Portanto, las informaciones abundantes y aceleradas afectan, pero no resumen ese campo, pues la comunicación no se refiere apenas a la dimensión informacional, avanzando haciael campo de las relaciones que, en su mayoría, no son simples.
Esas oportunidades y ese clamor de la contemporaneidad por significado y sentido revelan la oportunidad de consolidar la comunicación no apenas como ventaja competitiva en el establecimiento del ideario organizacional, sino, sobretodo, como proceso de humanización indispensable en un mundo complejo, segregado y vaciado, principalmente, en el ámbito del trabajo.